lunes, 7 de octubre de 2019

EL JARDÍN DELAS DELICIAS 

El jardín de las delicias es el nombre contemporáneo con el que se conoce a una de las obras más conocidas del pintor neerlandés Jheronimus Bosch (el Bosco). Se trata de un tríptico pintado al óleo sobre tabla de 220 x 389 cm, compuesto de una tabla central de 220 cm x 195 cm y dos laterales de 220 cm x 97 cm cada una (pintadas en sus dos lados) que se pueden cerrar sobre dicha tabla.
Es una obra de contenido simbólico, sobre el que se han ofrecido variadas interpretaciones, como El carro de heno o la Mesa de los pecados capitales, obras, todas ellas, adquiridas por el rey Felipe II de España, gran admirador del pintor, y guardadas durante algún tiempo en el Monasterio de El Escorial. Obedece a una intención moralizante y satírica que iba a hacer fortuna ya en su época, como demuestra la temprana aparición de copistas e imitadores.
Considerada como una de las obras más fascinantes, misteriosas y atrayentes de la historia del arte, el cuadro forma parte de los fondos de exposición permanente del Museo del Prado de Madrid, donde ingresó como depósito del Patrimonio Nacional en 1939.





Tríptico cerrado

El cuadro cerrado en su parte exterior alude al tercer día de la creación del mundo. Se representa un globo terráqueo, con la Tierra dentro de una esfera transparente, símbolo, según Tolnay, de la fragilidad del universo. Solo hay formas vegetales y minerales, no hay animales ni personas. Está pintado en tonos grises, blanco y negro, lo que se corresponde a un mundo sin el Sol ni la Luna, aunque también es una forma de conseguir un dramático contraste con el colorido interior, entre un mundo antes del hombre y otro poblado por infinidad de seres (Belting).2
Tradicionalmente, la imagen que muestra el tríptico cerrado se ha interpretado como el tercer día de la creación. El número tres se considera un número completo, perfecto, ya que en sí mismo encierra el principio y el fin. Y aquí, al cerrarse, se transforma en el número uno, en el círculo: de nuevo nos permite vislumbrar la perfección absoluta y, quizás, a la trinidad divina. En la esquina superior izquierda, aparece una pequeña imagen de Dios, con una tiara y la Biblia sobre las rodillas. En la parte superior, se puede leer la frase, extraída del salmo 33, IPSE DIXIT ET FACTA S(U)NT / IPSE MAN(N)DAVIT ET CREATA S(U)NT, que significa «Él lo dijo, y todo fue hecho. Él lo mandó, y todo fue creado». Otros interpretan que pudiera representar la Tierra tras el Diluvio Universal

Tríptico abierto[editar]

Al abrirse, el tríptico presenta, en el panel izquierdo, una imagen del paraíso donde se representa el último día de la creación, con Eva y Adán. En el panel central se representa la locura desatada: la lujuria. En esta tabla central aparece el acto sexual y es donde se descubren todo tipo de placeres carnales, que son la prueba de que el hombre había perdido la gracia. Por último, tenemos la tabla de la derecha donde se representa la condena en el infierno; en ella el pintor nos muestra un escenario apocalíptico y cruel en el que el ser humano es condenado por su pecado.
La estructura de la obra, en sí, también cuenta con un encuadre simbólico: al abrirse, realmente se cierra simbólicamente, porque en su contenido está el principio y el fin humano. El principio en la primera tabla, que representa el Génesis y el Paraíso, y el fin en la tercera, que representa el Infierno.




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